domingo, 21 de agosto de 2011

¿Quién sería peor, el reptiliano o el humano potenciado?


Siempre es un momento romántico, por no decir místico, salir al patio y contemplar el cielo nocturno.  Esa belleza infinita, aquel océano negro aún por descubrir, aún por conquistar.  Eventualmente fantasear que las luces brillantes desplazándose o quietas, pudieran ser extraterrestres interesados en establecer algún tipo de contacto.  Sin que nada pase, pese a los cientos de testimonios de contactados y avistamientos OVNIS.  El cielo sigue impávido, inamovible, mostrando sus luces de aeronáutica humana y cuerpos celestes.  Es toda una belleza frustrante, el mejor calmante para la ansiedad OVNI, saber que "a otros le ha pasado y a uno no".  Caso tal, he de suponer que tiene sus ventajas no ser parte del rebaño de los elegidos.  Y una de esas es: El libre derecho a ESPECULAR.   El hecho de que no sepamos la verdad,  nos da un margen universal de probabilidades por cada evento, por cada sueño, por cada fantasía.  Así fue que, dentro del libre ejercicio de la especulación, empecé a preguntarme: ¿Qué sería de la creación, si nosotros (los humanos terrestres) tuviéramos el conocimiento tecnológico y las características que les atribuyen a las huestes reptilianas?.
Se me ocurre pensar que los humanos, de haber tenido las cualidades físicas y  mentales draconianas, pudiéramos representar mayor peligro del que han representado ellos al mundo que los rodea. Como ya lo he expresado en otros artículos, la especie humana es una raza inestable, bastante similar a un núcleo atómico descompensado.  Y tengo la impresión que nuestros hermanos mayores, nos tratan de igual forma a como si fuéramos material  tóxico de extremo peligro.  Mucho peor, si consideramos la supuesta alianza entre Reptilianos y lo más bajo de nuestra especie (terrestres muy poderosos y muy corruptos, mejor conocidos como Iluminatis).  Sin embargo, existen contactados que afirman que los humanos somos considerados “realeza” por seres superiores de otras galaxias.  Dado el supuesto de que muchas almas de la dimensión más elevada, reencarnaron en la tierra (durante sus inicios) en una especie de maniobra “revitalizadora” evolutiva.  Yo imagino que esto debió haber sido en nuestro estado natural (es decir, antes de ser intervenidos por reptilianos y todos los demás) cuando éramos síquicos, hermafroditas y vivíamos en armonía con la naturaleza (según leyendas tribales africanas).  Porque a juzgar por nuestra actualidad, el reducto de tantas intervenciones  extraterrestres sólo ha dejado esclavos con mentalidad autodestructiva.  Desde que nos dejaron solos, hasta ahora, hemos vivido disgregados como especie, atacándonos los unos a los otros, esperando el siempre latente castigo divino que nos borrará del planeta. ¿Pero,  acaso seremos nosotros mismos, o efectivamente (como dicen tantos contactados) fuimos adulterados?.

A este punto conviene recordar algo de la temática (no comprobada) que se maneja sobre los extraterrestres reptilianos.  Según algunos contactados,  existen reptilianos afuera de la tierra y dentro de ella.  Son una de las primeras razas que desarrollaron inteligencia en nuestra galaxia.  Provienen  del sistema estelar Alfa Draconis, y se dividen en dos grupos.  La primera casta la constituyen los guerreros, que miden de 7 a 8 pies de alto  (2.1 a 2.4 metros) y pesan aproximadamente 655 libras.  La segunda casta la constituye los nobles, que miden de 14 a 22 pies de alto (4.2 a 6.6 metros)  y pueden pesar hasta 1,800 libras (incluyendo colas y alas). Al contrario del humano, los reptilianos pueden vivir varios cientos de años. Están vinculados al desarrollo de la vida en varios planetas.  Son muy veloces, inteligentes, tienen gran habilidad síquica, y tecnología muy superior a la nuestra.  Los reptilianos son mencionados en leyendas de tribus africanas,  como “Los dioses reptiles” (Chitauris) que adulteraron al hombre nativo de la tierra.   También se les relaciona a favor de los “Iluminati” o círculos de poder ocultos, que han controlado negativamente el devenir humano, inclinándolo hacia la destrucción, maldad y dolor.  Analizándolo fríamente, qué oportunidad podría tener la especie humana, para con este grupo de lagartos bípedos, gigantes, síquicos, extremadamente inteligentes, veloces y de tecnología muchísimo más adelantada que la nuestra. ¿Acaso si ellos quisieran destruirnos, colonizarnos o someternos,  algo más pudiera frenarlos?.


A mi parecer, el ser humano nace con una extraña mezcla en igual proporción, de potencialidades de bondad y maldad.  Nuestra conciencia regula la existencia de  estos dos entornos, dentro del mismo ser, y es la encargada de que nuestras capacidades positivas se desarrollen sobre las negativas.  La conciencia es parte de la esencia humana, y está estrechamente vinculada al espíritu.  Ahora bien, pareciera que en algún momento del desarrollo humano, la conciencia se atrofia.  Y a medida que crecemos, empieza a ejercer el efecto contrario, es decir, nuestras potencialidades negativas crecen sobre las positivas.    Finalmente, lo que nosotros conocemos como “adulto”, no es más que un niño crecido, bastante afectado hormonalmente, y potenciado negativamente.  Cuando crecemos, seguimos siendo igual o peor de egoístas,  más desconsiderados y  más caprichosos que  cuando éramos niños, pero con mayor potencialidad destructiva y menor capacidad de perdón.   Yo considero que la actitud más noble de un ser adulto, es reconocer sus errores.  Pero nuestra humanidad ha preferido vivir echándose la culpa los unos a los otros (como niños pequeños) antes de reconocer y corregir errores.  Así es cómo, constantemente nos alienamos en figuras, dioses o ídolos que inventamos a nuestra imagen y semejanza, para luego destruirlos cuando nos plazca.   


Miro alrededor y observo a un humano hablando mal de otro, después lo encuentro comulgando en misa.    También veo humanos satanizando a otros, porque la supuesta “salvación” es sólo de ellos y su secta. Yo  no veo terribles extraterrestres reptilianos, por ninguna parte  fuera del televisor y la Internet (ni siquiera en sueños).    No será que este asunto de los “reptilianos”, extraterrestres buenos y extraterrestres malos, no es más que otra estratagema del terrestre malo y maldito, que engaña, daña y somete?.  Quisiera poder pensar de otra forma, pero quitar los ojos de mi entorno durante mucho tiempo, pone en riesgo directo a mi existencia, tan sencillo como eso.  Tampoco quiero limitar el rango de lo que existe, a mi alcance visual (estaría siendo demasiado ignorante). No deseo desacreditar a nadie, ni negar la existencia de los reptilianos, o de cualquier otro extraterrestre (bueno o malo).  Pero en lo relativo a la maldad, sólo veo humanos. Al respecto, considero que la mayoría de los sistemas de formación humana han fallado.  Porque en lugar de desarrollar la conciencia del individuo, se han dedicado a desarrollar su físico, capacidades intelectuales y de conflicto.  Eso, sí podría ser parte de una conspiración del hombre contra el hombre (Homo homini lupus).  Que haya extraterrestres metidos no minimiza la participación humana en el evento, al contrario, la hace más reprochable.  Pero en cierta forma todos lo sabemos, el terrible magnicidio que se ejecuta a diario contra nuestra especie.  ¿Será acaso que tanta actitud pasiva, nos ha vuelto partícipes por omisión del evento?  
A mi parecer, los humanos con tecnología reptiliana serían terriblemente peligrosos, aunque más para sí mismos.  Como si le diéramos un arma de fuego a un chiquillo.  Ahora bien, de una relación conjunta humano-reptil, sacaría mayor provecho el humano (aunque tampoco quisiera saber a cambio de qué) .   Aún así, considerando el antecedente conflictivo de ambas especies, como dice el refrán que “Dios los crea y ellos se juntan”, surge como panorama inevitable el conflicto.  La traición tendría cabida, a mediano o largo plazo (al tiempo que el humano considere propicio, para separarse del reptiliano). Dado que, por lo general siempre traiciona, el que se siente en desventaja, finalmente el humano traicionaría al reptiliano, lo más seguro que antes de tiempo, en una acción desmedida y tal vez catastrófica para consigo mismo.  Pero, especulando aún más allá de la especulación: ¿Qué haría el humano en el infinitesimal supuesto, de vencer a los reptilianos?.  No me extrañaría que entonces sí, una especie superior, observando la magnitud del riesgo para con la creación, nos exterminaría.  Sin embargo, después de derrotar al reptiliano,  me suena mucho más factible que el humano se extinga a sí mismo.  Tal vez ahogado de poder, tal vez ahogado de vanidad o de gloria, cometería un pequeño error de proporciones infernales, que lo haría sucumbir como especie antes de siquiera poder saborear su triunfo. ¿Por qué?...porque vuelvo e insisto, el problema del humano no es el supuesto de los reptilianos, ni cualquier otro que pueda inventarse de un momento a otro.  El problema del humano, es él (el hombre) para consigo mismo.  Sólo eso.

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