jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Reflexiones del “meteorito” que cayó en Argentina, y el fin del mundo?


Esto de “lo que cayó”, o explotó en Argentina, me ha puesto a pensar mucho en la capacidad de respuesta o la probabilidad de supervivencia humana, ante el inminente fin del mundo dado el advenimiento de un cuerpo celeste de proporciones considerables.  Pregunto, ¿Acaso sería un enorme privilegio o una terrible maldición, que nuestra alma haya sido seleccionada entre las tantas posibles encarnaciones humanas, para atestiguar la destrucción de nuestra especie o del planeta?. ¡Eso sería terrible!.  Si bien pudiéramos decir que las catástrofes climatológicas que hemos estado presenciando  en el planeta, corresponden a un “tirón de orejas” de nuestra madre tierra.  Pues, un enorme cuerpo celeste impactándola, sería mucho peor  a un terrible correctivo paterno. ¿Luego, qué sentiría la tierra?.
Esta respuesta tiene un alcance infinito.  Sin embargo,  contemplando al planeta como un ser vivo, tal vez podamos encarnar muy remotamente lo que sentiría la tierra.  ¿Una pedrada en el cráneo, una puñalada, o un atropello?.  Su centro neurológico (o similar) entraría en tal estado de shock, que en el evento nos extinguiría.  El grado de la lesión planetaria, comprometería irremediablemente nuestra subsistencia.  Es decir, la súbita ruptura de la contextura tectónica (similar a la apertura de nuestra carne o al quiebre óseo), la posible afectación posicional del eje terrestre (igual a una sacudida corpórea), el impacto atmosférico (similar a comprometer nuestra capacidad respiratoria, por un hemotórax), la pérdida de líquido oceánico (hemorragia masiva tal vez), el desequilibrio climatológico mundial (homologando el cambio de temperatura por el sangrado).
Si el objeto cayera de noche, esa mitad de la tierra moriría casi instantáneamente.  ¿Pero qué le ocurriría a la otra mitad?.  Si me tocara “la suerte” de estar al otro lado del planeta, lo más probable es que el evento me sorprenda metido en una oficina, bastante distanciado de todos mis seres queridos.  Sería una triste paradoja de vida tener que morir rodeado de personas en su mayoría “extrañas” a mis intereses personales (recordando con tristeza, la caída de las torres).  Lo primero que fallaría, definitivamente serían las comunicaciones.  Es decir, una mitad del globo terrestre quedaría incomunicada de la otra mitad.  Desde luego, ya fuera por el daño atmosférico, como por alguna posible sacudida del eje terrestre (si previo al evento, no morimos de facto) el posicionamiento satelital fallaría, y eventualmente  la infraestructura del cableado planetario también.  Sin embargo, por algún hilo de comunicación, habría de filtrarse la terrible noticia del mundo colapsado.
Lo cual ocurriría simultáneamente al advenimiento de un cielo enrarecido.  La temperatura cambiaría mucho en muy poco tiempo.  Probablemente se activaría  toda la cadena volcánica planetaria, con terribles y fuertes terremotos.  El mar se levantaría, y los que estamos próximos a la costa, pues, lo veríamos transformarse de pacífico a monstruoso.   Dada la magnitud del daño, puede que estas cosas no ocurran todas juntas, ni tan rápidamente.  Al contrario de lo que se ve en las películas (que dicho sea de paso, no está muy lejos de lo que pudiera ser) yo creo que tendríamos algún tiempo para “aterrorizarnos” en breve, antes de cedernos finalmente a la desgracia.  El fallo global de la comunicación, y la incipiente aparición gradualmente fortalecida del rumor apocalíptico, generaría una expectativa de pánico terrible.  Finalmente, cuando la cadena de acontecimientos empiece a llegar a las ciudades (terremotos, tsunamis, erupciones etc.) y empecemos a percibir la magnitud del daño, el caos ya se habrá instaurado.    
Tendríamos sitios demasiado calientes (o fríos), temblores sumamente violentos, suelos partiéndose, y un mar canibalizado, gigante e inestable.  Pienso mucho en el hundimiento de regiones planetarias completas, probablemente irrigadas por un sol hasta entonces desconocido por nosotros, un sol quizás radioactivo (por el daño atmosférico, o la explosión).  Respiraríamos el aire denso, caliente y tóxico, por las emanaciones terrestres mal habidas. La supervivencia sería cosa de un azar microscópico, deshecho antes de una semana.  Es probable que todo lo que alguna vez consideramos  “naturaleza”, se vuelva nuestro más ferviente deseo de muerte.  Y veremos con mucho sufrimiento, como la misma tierra nos extermina en el intento de su propia supervivencia.  Entonces reconoceremos por fin, en triste pasado, que el hombre no fue tan grande como creyó durante toda su existencia.  Aceptaremos nuestra extinción serenos, o desesperados, en todo caso victimizados por los acontecimientos. Sin tiempo para despedirnos de nuestros seres queridos, o peor aún, sin tiempo para despedirnos de nuestra propia estupidez.
Yo no sé qué fue  lo que cayó en Argentina, si es que cayó algo...  Algunos dirán que es darle demasiado color a una simple fuga de gas, o a un simple cortocircuito eléctrico.  Pero el suceso me ha dejado muy mala espina al respecto.  Sobre todo, si se analiza el evento no como un hecho aislado, sino en integración a otras cosas “raras” que han venido ocurriéndole al planeta.  Ahora hay internet, teléfonos celulares inteligentes y demás formas de comunicación casi instantánea, que tal vez nos estén ayudando a concebirnos en unión, como especie, como huésped de este planeta.  Quizás todos estos fenómenos existían de antes, de toda la vida tal vez,  y sólo ahora hemos empezado a percibirlos en conjunto.  Todo bajo el terror apocalíptico, que infunda el hecho de sabernos universalmente débiles, en comparación al planeta y cualquier otra eventualidad que pueda venirnos de allá afuera.  Aún así, me queda la fuerte impresión de que ya está siendo tiempo de apreciar más lo que nos rodea (fuera de lo electrónico, el techo y las cuatro paredes).  Aceptar con madurez lo malo, lo feo, y lo difícil del ser humano y nuestro planeta.  Sin perder la capacidad de amarnos y perdonarnos a nosotros mismos, muy independiente al tiempo que nos quede como especie.


lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Satélite o...Nos atacan los extraterrestres?


Hace poco nos comunicó la NASA que el satélite UARS (Upper Atmosphere Satellite) iba a precipitarse a tierra, después de aproximadamente veinte   años de funcionamiento (lanzado en 1991).  Esta caída estaba prevista para finales de este mes, pero se adelantó debido al clima solar.  Nos dijeron que las probabilidades de daño eran muy bajas, pero que del lugar exacto no tenían conocimiento.  De hecho, se dijo que la precipitación podría darse en Norteamérica (Méjico) o en Suramérica (Chile o Argentina).   Más luego, formalizarían versiones hacia el hemisferio NORTE.  De esto me llama MUCHO la atención la imprecisión.  Digo, no soy astrofísico, ni nada por el estilo, pero, me causa inquietud la imprecisión, del organismo hasta el momento más confiable de la aeronáutica especial mundial.   Una gente demasiado seria y confiable, que puso al hombre a caminar sobre la luna y lo regresó con exactitud a la tierra, nos dice ahora que algo del tamaño de un autobús, con siete toneladas de peso aproximadamente (que ellos mismos pusieron en órbita) nos caerá del cielo, y no saben dónde.


El satélite cayó el Domingo pasado (25 de Septiembre de 2011) sobre el pacífico.  No se precisa el lugar exacto, pero menciona la NASA que algunos de los restos pudieron haber caído en Washington (la capital estadounidense) y hacia la costa.  Me llama la atención que se presuma lugar de impacto de escombros, próximo a la capital de la potencia más grande del mundo, y no puedan darnos más información detallada al respecto. Y ellos, no puedan precisar a ciencia cierta, la trascendencia o el posible lugar de impacto.  Hay demasiada falta de información.  Pero aún me llama mucho más la atención. Hace algunos años, la estación espacial MIIR (2001) la estación espacial (ojo, estamos hablando de una estación espacial) fue destruida y precipitada a tierra de una forma muy controlada, también sobre el océano pacífico.  Pero diez años después (con muchísima más tecnología a nuestro haber) la NASA no puede decirnos exactamente donde cayó uno de sus satélites. Y pone al mundo (más específicamente a América entera) en cierta expectativa. Interesante…

Hoy, 26 de Septiembre de 2011 despertamos con la noticia de una “bola de fuego” que se precipitó del cielo Argentino (ciudad Esteban Echevería, Buenos Aires).  Una persona murió, se dañaron varias casas alrededor y dos quedaron completamente destruidas.  Los testigos informan que había “fuego viniendo del cielo”, posterior a una sacudida fuerte, que estremeció y levantó todo alrededor.  El sentido común me hace asociarlo al citado satélite, ¿Por qué no?.  Pero hay demasiados cabos sueltos.  En primera instancia, el tiempo que separa a esta explosión de la caída del satélite.  Luego, digo, qué escombros pueden sacudir y levantar a un pueblo entero con semejante fuerza.  Las imágenes transmitidas por televisión, plantean básicamente una zona de guerra.  Por último, todo se precisó hacia el hemisferio norte, sin embargo este posible impacto de escombros ocurre en el hemisferio sur planetario.  Se presume la caída de un supuesto micro-meteoro, que originaría esto.  ¿Recuerdan todo el revuelo que ocasionó el cometa Elenin?.  Hace diez días se nos dijo que se había convertido en una suerte de polvo estelar, y que no representaba mayor riesgo para la Tierra.


Yo no sé ustedes pero, sin ánimo de crear sensacionalismo, esto me huele a gato encerrado.  Me pregunto si el reverendo Harold Camping devolverá el dinero a sus fieles, abandonando finalmente sus predicciones de fin de mundo.  Recordemos que Harold, reajustó su fin de mundo de Mayo a Septiembre de este año, utilizando al cometa Elenin de pantalla.  ¿Por qué los americanos no pueden referir con seguridad el área de caída del satélite? ¿Qué fue lo que cayó en Argentina, verdaderamente? ¿Qué tanto tendrá esto que ver con Elenin?.  Si fue un problema de cálculo de la NASA, pues, es tremenda irresponsabilidad de su parte, poner al mundo en ascuas por sus cosas.  Si fue un meteoro o cualquier otro advenimiento celeste lo que cayó en Argentina, pues, igualmente, la NASA o alguien más pudo haberse manifestado.  Si no fue un cuerpo celeste, ni el satélite, entonces… ¿Qué cayó en Argentina?.  ¿Quedará este asunto del satélite perdido como lo de Bin Ladem, tendremos que conformarnos con fotos y versiones, o relatos cinematográficos?. 

¿Alguien podrá tomar responsabilidad del evento, o quedaremos a expensas para una cosa peor en el futuro?.  Si hay basura tecnológica flotando en el espacio, pues, lo más sensato es que caiga en la cabeza de quienes la pusieron allí ¿O no?.  Es el colmo que los países bajos, también tengamos que pagar por ello.  Ahora bien, no sé por qué no dejo de pensar en todas aquellas personas, entre los que se encuentran científicos serios, que dicen que nuestro planeta podría ser afectado muy prontamente, por uestes extraterrestres hostiles.  Digo, ante la falta de información precisa, sólo nos queda especular, de la manera más seria posible.  Sobre todo porque me da la impresión de que no nos han contado toda la historia al respecto.    ¿Qué ocurrió realmente allá arriba? ¿Por qué? ¿Con quienes?.  Si me preguntan a mí, yo no sé, pero esto tiene aspecto a otra cosa.  Si es asunto de extraterrestres, pronto lo sabremos.  Por el momento,  el sentido común me advierte que estemos preparados...





domingo, 25 de septiembre de 2011

¿Luces u OVNIS ?

Muchas veces sentimos la necesidad de creer en algo más, en cualquier cosa menos en uno mismo o en Dios.  Los extraterrestres tienen nada que ver con la desesperanza humana y lo peor que podemos hacer es fantasearlos, dado que todo  el mundo nos haya podido decepcionar previamente.  Como ya lo he dicho en otros artículos, las luces durante la noche, en el patio de nuestras casas o en la carretera, generalmente son insectos, antenas, aviones etc.  Cualquier cosa menos extraterrestres, independientemente a la gran cantidad de testimonios OVNI que aparecen en las cadenas de televisión o Internet  (cuya veracidad no discuto ahora).  Luego, dejemos a un lado el aspecto siempre romántico de ver el cielo de noche y estudiemos un poco más a fondo esas luces.


Por lo general, la cantidad de luces que llevan los aviones varían.  Yo los he visto de dos a cuatro luces, fijas o titilantes de varios colores (con predominancia blanco y rojo).  Esto bien puede confundirse con cualquier cosa, dada la emoción de un posible avistamiento OVNI.  Sobre todo si se observan a distancia, en la noche oscura o en movimiento.  Inclusive, a veces podemos llegar a confundirlos con estrellas fugaces, satélites o algo por el estilo.  Recuerde que al momento de la observación a veces prevalece nuestro deseo de “ver cosas” no explicables, y de allí nace el bloqueo racional que nos impide aceptar la realidad. Un avión volando, la mayoría de las veces manifiesta una trayectoria en un solo sentido, en línea recta (ascendente, descendente  o nivelada).  Si usted llegara a observar una luz (o un juego de luces) en trayectoria recta que sube o baja bruscamente, en lapsos irregulares, llame rápidamente al centro de emergencias más cercano.  Puede que no se trate de un OVNI, sino de un avión con desperfectos mecánicos en labor de estrellarse.


Por lo general, las luces de colores que aparecen y desaparecen en el cielo, son aviones pasando a través o tapados  en perspectiva por nubes lejanas, árboles o cerros. Si realizamos la observación con paciencia, objetividad y desde un punto fijo (no en movimiento) veremos que las luces misteriosas se vuelven  fijas, describiendo una trayectoria lineal en ascenso, descenso o a nivel.



Igualmente, las luces cercanas que aparecen y desaparecen súbitamente, pueden ser aviones o avionetas cuya visión es parcialmente obstaculizada por árboles distantes, interpuestos en la línea visual del objeto al ojo del observador.  Árboles que a cielo profundo no se ven, pero que dadas las irregularidades del terreno y peor aún, si el observador está en movimiento, esconden por lapsos no regulares al objeto de la vista del observador.

Luces brillantes que súbitamente brillan más.  Se podría pensar que son mensajes lumínicos extraterrestres, para propiciar un posible contacto.  Inclusive, a veces dan toda la impresión de que el objeto se incendiara de tanto brillo.  Esto no es más que un simple efecto óptico.  La posición del avión con relación a la del observador, hace que todas sus luces converjan simultáneamente en nuestra línea visual, ocasionando una sola luz mucho más brillante y potente, como si el objeto ardiera en el cielo.  Si tiene un poco más de paciencia, observará que el brillo disminuye, las luces se separan y finalmente se revela un avión en vuelo.

Luces brillantes sostenidas en el cielo durante mucho tiempo, que luego entran en movimiento súbitamente.  Esto  ocurre porque observamos al objeto en línea recta, y avanzamos simultáneos a él durante cierto tiempo.  Por eso da la impresión de no estarse moviendo en el aire, porque se mueve igual que nosotros y prácticamente en línea perpendicular al observador.  Bastará un cambio de dirección y velocidad, para que el supuesto “OVNI” suspendido en el aire, empiece a moverse en línea recta.

A veces vemos una estrella que se mueve dibujando círculos, muy pequeños, casi imperceptibles en el cielo.  Se puede llegar a creer, que se trata de alguna especie de OVNI juguetón.  ¡Pues, no!.  Quédese quieto un rato contra una pared o cualquier objeto fijo que le aguante el peso (no vaya a caerse en media observación).  Cálmese y trate de respirar lo más lento posible.  Notará que la luz dejará de moverse.  Es decir, no se trata de un OVNI coqueteándole, no se engañe.  Este efecto ocurre por  fijar durante bastante tiempo su mirada en una estrella  y respirar algo agitado simultáneamente.  Se  le mueve un poco el campo visual, de forma periódica (es su ritmo respiratorio).

Luces brillantes que giran súbitamente, alejándose o aproximándosele con bastante rapidez.  Quizás usted no se ha dado cuenta que cada vez que esto ocurre, no ha definido un buen punto de referencia para su observación, y muy posiblemente usted se encuentre en movimiento.  En honor a la verdad, el objeto no se mueve de esa forma.  Lo más seguro es que el auto en que viaja, haya tomado varias curvas o giros sin que usted lo perciba, por estar pendiente del supuesto OVNI en el cielo.  No es la luz que ha cambiado de dirección súbitamente, fue su auto  que tomó alguna curva, pronunciada quizás.  Estaciónese y repita la observación estableciendo un punto de referencia fijo, notará que sólo se trata de un avión, avioneta, helicóptero o algo por el estilo.


Finalmente, los relámpagos silenciosos en la noche, o el día, según se prefiera.   Esas nubes enormes y densas que transitan el cielo, tampoco son el camuflaje de una nave espacial.  Los relámpagos no son destellos lumínicos de sus motores.  Tampoco se trata de un teatro mudo para que los veas, o, te lleven de paseo a otra galaxia etc. No, eso no funciona así. El planeta anda con una especie de gripe, unas veces  está caliente y otras congestionado.  La congestión la vemos en las nubes, la fiebre en el calor, el sudor es la humedad.  En fin, todo eso se llama: Cambio climático adverso, y es un fenómeno mundial.  En otros lugares se han visto extrañas auroras boreales, inundaciones etc.  No son los extraterrestres, es sólo el planeta, que no le ha gustado nuestro estilo de vida, y ha empezado a quejarse.  Bajo condiciones de tormenta eléctrica, es recomendable no buscar avistamientos, por lo menos no estando descalzo.

Todas estas luces moviéndose de forma “extraña” o  “increíble” en el cielo, se descartan fácilmente del panorama OVNI quedándose quietos y estableciendo un punto de referencia fijo para la observación.  Lo más seguro es que efectivamente se trate de una nave voladora,  pero una nave voladora HUMANA.  O, de una estrella mal vista, recordemos inclusive que las estrellas pueden brillar diferentes, o variar su color dependiendo de la distancia y posición  a la que se encuentran de nosotros.  Sobre todo, siempre es recomendable no olvidar que dada la posición desventajosa del hombre para con sus hermanos mayores, sólo ellos (los extraterrestres)  establecen la mayoría de los contactos.   Es decir, uno no los logra por más que los desee, invoque o imagine. Los verdaderos avistamientos OVNI son totalmente casuales, a no ser que se haya establecido algún contacto previo por parte de los extraterrestres. Ahora bien, hay quienes “los llaman”… de eso he hablado antes.  Definitivamente, el cielo ha de seguir siendo observado por el hombre hasta el final de sus días.  Sin embargo, por mucho amor que le tengamos al oficio, jamás debemos olvidar que la base de toda buena observación   es: No engañar a los demás, ni mucho menos engañarse a uno mismo.  

sábado, 24 de septiembre de 2011

¿Cuánto viven los extraterrestres?

Una de las tantas y supuestas ventajas de los extraterrestres sobre el humano, es el tiempo que viven.  Cito a los famosos reptilianos.  Mientras el humano común llega muy difícilmente a los cien años, estos supuestos extraterrestres pueden vivir varios cientos de años.  Es decir, no sólo nos aventajan en estatura, dado que alcanzan varios metros de altura, en poderes mentales (son telépatas), en tecnología, sino que, como si fuera poco, viven mucho más tiempo que nosotros.  ¿Suena a ficción, liga de la justicia, superhéroes y supervillanos?.  Pero en fin, analicemos, como siempre, lo creíble dentro de lo increíble. 

Para establecer un símil cualquiera entre humano y extraterrestre,  he de contemplar el tiempo de vida de un hombre con el delfín (el animal más inteligente después del humano).  Ahora bien, dada la enorme diferencia evolutiva que plantean los contactados entre humanos y extraterrestres, es muy probable que intelectualmente hablando, nosotros estemos más separados de nuestros hermanos mayores, de lo que están los delfines de nosotros.  Así que, mejor utilizaré como patrón de referencia al humano versus su mejor amigo: El can.  Si usted considera que esto es muy exagerado, por favor interrumpa su lectura (o audición) en este punto.


Asumiendo un máximo de vida humana en 110 años y canina en 16 años, pudiéramos decir que el humano vive 6.88 veces más que el perro.  Ahora bien, supongamos que nuestros hermanos mayores están a un nivel por encima del nuestro.  Aplicando dicha relación a los extraterrestres, pudiéramos decir muy a groso modo que  viven un máximo aproximado de 757 años.  Con un margen oscilatorio de veinte por ciento de error (un margen de error bastante alto, debido a la naturaleza tan abierta del cálculo), pudiéramos establecer que nuestros hermanos mayores viven en un rango aproximado  de seiscientos seis años a novecientos ocho años. ¿Suena exagerado, no?.   

Ahora bien, según el viejo testamento pregunto: ¿Cuántos años vivieron nuestros primeros padres bíblicos?.  Adán murió a los novecientos treinta años, y Matusalén vivió novecientos sesenta y nueve años.  Recordemos que existe una creencia OVNI, según la cual Adán y Eva fueron intervenidos por supuestos “padres” extraterrestres.  Posterior a lo del pecado original de Eva y la serpiente, cuando fueron expulsados del Edén, los “hijos de dios” (primeros humanos intervenidos por extraterrestres) se mezclaron con los “hijos del hombre” (los humanos no intervenidos por los extraterrestres, el resto de la especie). En pocas palabras, los primeros humanos bíblicos, descendientes directos o indirectos de extraterrestres,  vivieron aproximadamente novecientos años. ¿Suena exagerado, no?.

De hecho, el humano no es la especie en el planeta que vive más tiempo.  Curiosamente, el animal que más esperanza de vida tiene sobre la tierra es un REPTIL, más específicamente: La tortuga (casi doscientos años).   ¿Suena exagerado, no?.  Pero, la longevidad no puede ser equiparada al nivel evolutivo de una especie, sino más bien a su condición de vida.  Ahora bien,  he de suponer que una especie “demorada en morir”, tarde o temprano supera las posibilidades del lugar donde habita, ya fuera porque lo daña, ya fuera porque agota sus recursos.  En consecuencia, surge la necesidad de migrar o cambiar de habitad.  Curiosamente, hay quienes dicen que los extraterrestres que nos visitan (nuevamente he de mencionar a los reptilianos), agotaron sus recursos planetarios y tuvieron que migrar.  ¿Suena exagerado, no?.

Son demasiadas “casualidades” las que parecen sustentar la longevidad de nuestros hermanos mayores (llámese Reptilianos, Andromedanos, Pleyadianos etc.).  En cualquier caso, cabe la posibilidad de que los antiguos, dada esta condición, los hubieran confundido con inmortales, con dioses.  Aún en nuestros tiempos, con todo el avance tecnológico-médico a disposición, aceptar que un humano viva casi un milenio es por no decir imposible, milagroso.  Se le consideraría inmortal, o, de igual forma a los antiguos, pensaríamos que se trata de un dios.  Aún así, para el humano común, la probabilidad de vida no sólo sigue siendo baja, sino frecuentemente afectada (con enfermedades o mala alimentación) o mermada (con accidentes y homicidios).  Por el momento, esto es lo que más nos reclama.

viernes, 23 de septiembre de 2011

¿Cómo nos exterminarán los extraterrestres?

Algunos contactados y sus grupos de entendidos han dado por hecho que el arribo de extraterrestres al planeta tierra será algo amistoso, agradable y edificante.  Una experiencia de proporciones espirituales.  Otros que no son tan optimistas, plantean a un grupo de extraterrestres dispuestos a volver a la tierra añicos, con todo y nosotros dentro.  E inclusive, algunos científicos han manifestado que la experiencia de contacto no será tan agradable, ni tan favorable al humano terrestre.  Yo en lo personal no he querido ir con la teoría optimista, ni mucho menos con la pesimista dado que la considero objeto de lucro, igual o más a todas las leyendas urbanas que han venido ahogando al mundo en su propio miedo.  El fin del mundo puede llegarnos ya fuera en forma de una hecatombe extraterrestre, o porque nos caímos en el baño de nuestra casa.  Cualquier cosa puede ocurrirnos como individuos o como especie, y, sencillamente borrarnos de la creación, en cualquier momento (como individuos o como especies).   Pero hay un detalle, estas cosas malas de las que nadie quiere saber… YA OCURRIERON ANTES.  Luego, ¿Por qué no ocurrir nuevamente?. Pues sí, existe una gran posibilidad de que el contacto extermine al humano.  Y de hecho no es una sola oportunidad sino VARIAS.

1-La Explosión
Tenemos sus antecedentes posiblemente en la destrucción de Sodoma y Gomorra.  A los sobrevivientes se les prohibió “mirar hacia atrás” para que no regresaran al pueblo (dada la radiación).  Una mujer desobedeció y se “convirtió en estatua de sal” (dicho de otro modo, la radiación le calcinó los huesos).   Nuestro mundo actual ha rebasado en creces, los niveles de degeneración de estas dos ciudades.  Será acaso que ya estamos próximos a un castigo divino, o mejor dicho: ¿Extraterrestre?.


2-El Diluvio
Hay quienes aseguran que el arca de Noé era un submarino nuclear, o una suerte de nave espacial anfibia altamente eficiente.  De cualquier forma, aquel fue otro desafortunado evento, que casi genera el exterminio de nuestra especie. Digo, la industria naval entonces no estaba tan desarrollada, como para crear un bote que llevara una pareja viva de cada especie animal, durante tanto tiempo.  Tengo entendido que los mejores barcos los construyeron los fenicios, portugueses, españoles e ingleses algún tiempo después.  Pero bueno, Noé recibió algo que ellos no: Ayuda divina, o tal vez ayuda…¿Extraterrestre?.

3-Causas naturales
Del hundimiento de la Atlántida existen muchas versiones, desde una degenerada princesa que abrió “las compuertas de la isla” para que sucumbieran en el mar, hasta un cambio del eje terrestre para que un bando enemigo recibiera todos los meteoritos que le cayeran a la tierra.  El asunto es que se hundió. Dicho sea de paso, los atlantes eran extraterrestres o descendientes directo de ellos, y de sus viejos conflictos siderales, terminaron hundiendo parte de la tierra.  Hoy en día, por supuestas causas “naturales” (sismos, tsunamis, volcanes, huracanes, excluyendo la conspiración alrededor del proyecto HAARP), se comenta del posible hundimiento de Japón, y de una parte de Estados Unidos.  Acaso hablamos de hundimientos naturales, o propiciados al mejor estilo…¿Extraterrestre?.

4-El Cuerpo Celeste
Este exterminio fue aplicado en la antigüedad no a los humanos, sino a la especie dominante anterior.  Por un grupo de extraterrestres llamados “forjadores”, cuando la tierra empezaba a ser habitable.  Según la leyenda, esta especie de criaturas gigantes y monstruosas, propias de un planeta convulso y demasiado joven, entorpecían el desarrollo de cualquier otra especie de mejores características.  Dado que la evolución del planeta como contenedor, debía ser acorde al nivel evolutivo de la mayoría de sus especies contenidas, propiciaron o permitieron que un meteorito enorme se estrellara contra el planeta. Se extinguieron los dinosaurios, y luego llegó el hombre. Hoy en día cabe preguntarnos si… ¿Hemos alcanzado nuestro tope evolutivo?, ¿O nos hemos vuelto tan involutivos, que “los forjadores” han precisado abrirle espacio a una especie nueva?.  

5-La Guerra
Con las armas a nuestro haber, hoy en día no requerimos de intervención extraterrestre para borrarnos a nosotros mismos del planeta. Sin embargo, su papel de azuzadores quedó muy bien registrado durante la segunda guerra mundial.  Se ha comentado que los grises intentaron aliarse a los alemanes pero fueron rechazados.  Luego se aliaron a los estadounidenses, y terminaron de inclinar el poder mundial a su favor.   En esa ocasión, digamos que no nos exterminamos los unos a los otros, pero, quedó bien establecida la intención extraterrestre al respecto.  Tal vez sólo han decidido, esperar un poco más…después de todo, recordemos que sus jefes (los famosos reptilianos) viven mucho más tiempo que nosotros.

6-Las Pestes
Si bien es cierto no existen muchos testimonios relacionados a la posible participación extraterrestres en el exterminio humano mediante las pestes, pero tenemos la referencia histórica de un  exterminio a menor escala aplicado contra de Egipto, a favor de la liberación de los judíos.  La pregunta pertinente sería, ¿Si en aquel entonces lo hicieron, por qué no repetirlo ahora a mayor escala?.  Sin irme directamente a la muerte de los primogénitos, he de referirme a las otras plagas sufridas.  Hoy en día estamos viviendo una versión moderada de dichas plagas (la muerte masiva de ciertas especies de animales, la proliferación de otras, bacterias súper resistentes), debido al cambio climático tal vez. Sin embargo ¿Tenía Moisés el poder de separar el mar rojo,  cambiar el clima repentinamente, apenas moviendo una vara mágica? ¿Se lo otorgó Dios? ¿O se lo otorgaron los extraterrestres?.

7-Invasión extraterrestre
Constituye la causa de exterminación humana, preferida de la industria cinematográfica moderna. Tanto así, que han diezmado considerablemente la verosimilitud que pueda haberle concedido la historia.  Los libros más antiguos de los sumerios, zulúes, e inclusive libros religiosos de la india, refieren una relación de opresión y violencia extraterrestre-humano (desfavorable a nosotros).  Guerras interinas de ellos con los humanos, de ellos entre ellos y de ellos contra otros extraterrestres.  ¿Luego, ante tanto conflicto por qué no contemplar la posibilidad de que nos exterminen de buenas a primeras?.


En cualquier caso, un éxodo masivo y simultáneo de tantos miles de millones de almas, migrando súbitamente al cielo o al infierno, no habría de agradarle ni a Dios ni al diablo.  Será que como dice el refrán: “Hijo chico, problema chico; hijo grande, problema grande”, ahora que somos más, constituimos en masa un problema más difícil de erradicar.  Aún así, ese tipo de razonamiento no termina de convencerme.  Es cierto que ya no somos tan manipulables, como tal vez lo fuimos en el pasado no certificado de nuestra especie.  Sin embargo,  me parece que si verdaderamente deseamos avanzar como especie, de una u otra forma hay que dejar de atarnos al pasado, o vivir aterrorizados por el futuro.





miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿Cómo validar un avistamiento extraterrestre?


Muchos de nosotros estamos a la espera de un  futuro contacto masivo, en el cual la humanidad conocerá su relación con el mundo extraterrestre.  Muy independiente a lo que se diga, somos varios los que proyectamos este anhelado contacto, hasta  años después del tan esperado fin de mundo (2012).  Sin embargo, tampoco podemos negar que pudiera existir un grupo interesado en publicitar prematuramente dicho contacto, para ganar dinero y alguna forma de poder sobre gran parte de la humanidad (mediante el miedo tal vez).  Esta posibilidad constituye una de las teorías conspirativas más en boga actualmente.  La cual no vamos a aceptar, ni a descartar totalmente.  Nosotros hemos de seguir esperando el contacto extraterrestre masivo, sin ponerle fecha, y siempre a la luz de acontecimientos, o a la luz de lo que dicte nuestro sentido especulativo.  Este artículo ha sido escrito no para desmentir a quien engaña, ni para hacer ver a quien ya ve, sino para que “entienda” quien se engaña (a sí mismo).  No poseemos la verdad única, ni mucho menos queremos tenerla (sería demasiado aburrido).  A continuación expongo, algunos factores que se han de considerar antes de evaluar cualquier posible avistamiento. 

La posibilidad de contacto
Supongamos que en el mundo existen veinticinco millones de personas que han sido contactadas o abducidas por extraterrestres.  Veinticinco millones es un número bastante grande, sobre todo para tratarse de contactados o abducidos.  Estamos hablando de que veinticinco millones hacen la población de un país mediano.  Es decir, con veinticinco millones de contactados pudiéramos formar un país: “La nación OVNI”.  Sin embargo, qué representan veinticinco millones con relación a toda la población mundial (considerando hasta el momento seis mil millones de habitantes), 0.42 por ciento.  Luego, ¿Qué lo hace a uno pensar, que será parte de aquel remoto 0.42% de elegidos?...la fe, o dicho de otra forma, la desesperanza para con el mundo actual tal vez.  He de dejar constancia que habrá quienes crean que veinticinco millones es poco, o demasiado en términos de contactados y abducidos.  En definitiva, siempre es muy saludable no considerarse “un elegido”.  Así evitamos deformar la proporción real del acontecimiento.

La visión
Si usted está considerando que la visión es única y total responsabilidad del ojo, déjeme decirle que la vista es un trabajo compartido principalmente por dos órganos: El ojo y el cerebro.  Es decir, uno no sólo ve lo que realmente es, sino que también vemos lo que queremos ver (y lo que no queremos ver, no lo vemos). ¿Por qué?.  Esto va mucho más allá de simplemente bajar los párpados o dar la espalda, para evitar ver algo.  La visión selectiva, es algo que va mucho más allá de la voluntad del individuo.  Por ejemplo, en situaciones de peligro, la visión humana tiende a enfocar con mayor agudeza cualquier cosa que represente algún tipo de peligro en un margen de proximidad, ignorando parcialmente al resto.  Ahora bien, ¿Está usted completamente consciente de lo básico que implica mirar?.  Los ojos, e inclusive nuestro cerebro, pueden “engañarnos” para bien o para mal.  De hecho, los objetos que captamos con la vista, los vemos previamente invertidos, luego el cerebro los endereza.  ¿Si tenemos dos ojos, por qué no miramos dos objetos en lugar de uno sólo?  Porque el cerebro integra la visión de ambos ojos, generando perspectiva, profundidad en la mirada.   Para certificar la validez de un avistamiento, le recomendamos aceptar que su visión pueda estarlo engañando. Es decir, no confíe solamente en lo que le dicen sus ojos.  Siempre trate de analizar lo que ve.

Las emociones
La emoción es uno de los factores que más obnubilan la razón durante un avistamiento.  Claro está, que la mayoría de las veces corremos a certificar lo primero que consideramos extraño y vuela frente a nuestros ojos.  Obvio, cuando en primera instancia no salimos huyendo, dada la naturaleza del avistamiento.  Como eventualmente ocurre en cada instancia de nuestra vida, las emociones entorpecen el libre ejercicio de la razón, sin embargo no pueden ser eliminadas del individuo, dado que hacerlo pondría en riesgo nuestra supervivencia como especie.  En consecuencia, es preciso reconocer que no deben ni pueden ser eliminadas, pero que en cualquier caso es nuestro deber controlarlas durante cualquier experiencia que consideremos importante, incluyendo los supuestos avistamientos.  Del control de nuestra emoción dependerá la correcta evaluación de los factores expuestos en este artículo.  Y nos ayuda de sobremanera controlar nuestras emociones, ser conscientes de la posibilidad de contacto y la naturaleza del lugar donde observamos (si es un área OVNI, o un sitio cercano a un  aeropuerto, una base del ejército, o sitio de pruebas).

La oscuridad
Al tener el sentido de la vista considerablemente disminuido, el ser humano deja de ver con mayor grado con el ojo, y empieza a ver más con el cerebro.  El cerebro compensa mediante “interpretaciones” lo que debería estar viendo en condiciones naturales.  Adicional a ello quedamos sumidos en un estado de alerta sensorial, por la cual los otros sentidos se disparan tratando de compensar la carencia visual.  En consecuencia, ante la oscuridad, terminamos viendo lo que “queremos” y no lo que es realmente.  Bajo este efecto uno puede imaginar lo que sea, desde fantasmas hasta naves espaciales.  Dicho sea de paso, hay una gran cantidad de avistamientos que se producen durante la noche.  ¿Será acaso que estos extraterrestres superavanzados se transportan a esas horas para ocultarse del humano, o será que nosotros preferimos imaginarlos a oscuras?.

Las cosas
En el cielo existen diferentes “cosas” que pudieran en determinado momento, confundirnos.  El sol, la luna, las nubes, las estrellas, insectos (luminiscentes como las luciérnagas, o no), murciélagos, helicópteros, aviones, antenas (señalados por luminarias fijas o titilantes), nubes y cualquier otro “objeto” que confunda a la distancia versus lo accidentado del relieve.  Es bueno estar conscientes en todo momento de que nuestro supuesto avistamiento, puede ser producto de la visión comprometida de alguno de estos objetos.


La posición
Es muy importante establecer la posición de uno con relación al objeto, o del objeto con relación a uno.  Siempre es preferible ubicarnos en un buen plano de observación, que no implique forzar la vista, ni nuestras intenciones tampoco (recordando que no pocas veces tendemos a “forzar” los avistamientos consciente o inconscientemente).  Su observación ha de ser lo más natural posible, apenas apoyada en simples artefactos de ayuda (como binoculares, etc.).  Establezca marcos de referencia, sobre todo para posicionar objetos a distancia.  Estos puntos de referencia deben ser fijos de preferencia, no movibles, ni movibles a muy baja velocidad.  De lo contrario, tendrá que establecer un punto de referencia móvil, lo cual es más difícil y propenso a errores (posteriormente explicaré cómo).  Debe situar un marco de referencia que los ubique en el mismo plano de observación, a usted y al objeto observado.

La velocidad
Resulta muy recomendable establecer (aunque sea de manera intuitiva) una relación entre la velocidad del objeto observado y la velocidad suya como observador.  Luego, tratar de establecer una proporción más o menos confiable,  entre la velocidad del objeto observado y la suya como observador, versus, la posición  del objeto observado y la posición suya como observador.  Ocurre que la posición de un objeto en un ambiente móvil, tiende a crearnos falsas visiones de lo que realmente está ocurriendo (lo cual se nos complica por el hecho de que el objeto y el observador suelen viajar a velocidades distintas).  Todo esto nos ayuda a situarnos dentro del entorno de observación lo más realmente posible (sin sobreestimar medidas, al fijar el punto de referencia independiente al observador y al objeto observado).   Lo más seguro es que usted no pueda coordinar este tipo de medición al momento del avistamiento.  En consecuencia, si usted está en movimiento y desea establecer la veracidad de un avistamiento,  le recomendamos detenerse a un lado seguro de la carretera, y establecer un punto de referencia inmóvil.  Dicho sea de paso, le recomendamos no tratar de certificar avistamientos mientras maneja. Esto, aunque suene tonto, es altamente peligroso y no debe hacerlo.  He de mencionar que una de las causas más comunes de falsos avistamientos se debe al no establecimiento de un buen punto de referencia.

La Distancia
Uno de los factores principales en cualquier observación es: Definir la distancia que lo separa del objeto observado.  Le reiteramos que trate de establecer marcos de referencia inmóviles, pero si no puede, trate de hacer lo siguiente.  Busque un punto que se desplace más o menos constantemente con relación al objeto observado, o con relación a usted mismo.  Esto le podrá ayudar en el establecimiento de la distancia que le separa del objeto avistado, después de comparar las distancias y velocidades respectivas.

Cambios de dirección o sentido
Un cambio de sentido es, si yo estoy manejando hacia el norte y empiezo a viajar hacia el sur.  De igual forma ocurriría de este a oeste, o viceversa.  Un cambio de dirección es, si  yo estoy manejando hacia el norte y empiezo a viajar hacia el este.  Muchos cambios de dirección en los supuestos OVNIS avistados, impresionan bastante, pero no son más que cambios de dirección o curvas en la ruta del observador en movimiento.  Es decir, no es el objeto que cambia de dirección, sino el observador.  El problema es que, mientras observamos, no somos conscientes de nuestro propio desplazamiento ¿Por qué?.  Porque nos fijamos a nosotros mismos como origen del eje de referencia (como si estuviéramos detenidos, cuando en realidad estamos en movimiento), y tampoco establecemos un buen punto de referencia.  En consecuencia, accidentalmente le damos “libre movilidad” al objeto en nuestro campo visual, y el supuesto OVNI se mueve como le da la gana.  Si nos detuviéramos y esperáramos con paciencia a que pasen las nubes etc., veríamos una perfecta trayectoria recta en ascenso o descenso.  Otra cosa muy distinta es que el supuesto OVNI gire rápida y sinuosamente, estando nosotros como observadores en un punto fijo.  Dado caso, habría que considerarlo con algo más de rigurosidad.

Cambios de altura
Para establecer un cambio de altura confiable del objeto observado, es preciso establecer el punto y el origen del eje de referencia de nuestra observación (antes definido).    Hay que considerar la geografía de la región en donde se da el supuesto avistamiento, si es un valle, si es una llanura o algún tipo de elevación.  También hay que considerar todos los puntos anteriores relacionados a observaciones en movimiento de objetos en movimientos.  Y de igual forma se debe considerar el cambio de altura en función al tiempo transcurrido.  Tenemos que estar conscientes de que los helicópteros realizan una elevación vertical, y luego emprenden marcha horizontal, sin necesidad de que sean considerados OVNIS.  Otra cosa sería el tiempo en que lo hacen y la velocidad relacionada.

Tiempo y tipo de Desplazamiento
Se recomienda, así sea mentalmente, contar los minutos o segundos que dure el avistamiento.  El tiempo es una medida sumamente útil a la hora de certificar la validez de un avistamiento.  Tomando siempre en consideración que los avistamientos pueden ser breves, largos o de duraciones intermedias.  De igual forma, hay que estar consciente del tipo de desplazamiento.  El avión mantiene un tipo de desplazamiento lineal, el helicóptero variado, sin embargo, la velocidad con la que se desplazan puede establecer la diferencia entre una nave humana y una extraterrestre.  Si el movimiento es circular, muy rápido y variante, definitivamente hay que evaluar segundas posibilidades, aparte de los aviones, helicópteros, transbordadores etc.

La naturaleza de la región
Finalmente, habrá que considerar la naturaleza de la región en la que se realizó la observación.  No es lo mismo presenciar un supuesto avistamiento en una barriada próxima a un aeropuerto, o a un centro de pruebas, que hacerlo en un sitio de frecuentes avistamientos OVNIS.  También resulta de utilidad, considerar si es un lugar donde jamás se ha dado un avistamiento, si es área urbana, boscosa, rural etc.



Artefactos de ayuda
No se requiere equipo sofisticado para desengañar a la vista.  Pero, usualmente un buen par de ojos y anteojos no es suficiente, peor aún si nuestra imaginación es demasiado fértil.  Resulta de provecho conseguir un juego de binoculares que no sean de juguete, no muy caros.  Si desea profundizar, evaluando cuerpos celestes y descartar OVNIS residentes, un telescopio (tampoco de juguete) es muy útil.  Ayuda mucho una video filmadora con buen acercamiento y visión nocturna.  Pero tampoco precisamos de ella, para descartar la mayoría de las “cosas raras” que vemos en el cielo.  Esto más bien le funciona a quienes empiezan a profundizar en el campo.


Ahora bien, muchos de estos factores pueden evaluarse posterior al acontecimiento y de una forma mucho más cómoda y científica, si registramos el evento en fotografía o video, e inclusive en nuestra memoria.  El problema es que los verdaderos avistamientos ocurren en gran medida cuando no los esperamos, súbita y rápidamente.  Sin embargo, y aunque parezca increíble, muchos de estos factores son evaluados al instante por el cerebro del testigo durante un avistamiento.  Por más complicado que ahora nos parezca, nosotros evaluamos varias de estas opciones en fracciones de segundo.  Pero no somos conscientes cuando lo hacemos, ni cómo lo hacemos, e inconscientemente la emoción momentánea (generada por el impacto visual del avistamiento) rellena los espacios incompletos de nuestra percepción visual, con “supuestos” que finalmente amplifican y distorsionan la realidad de lo ocurrido, haciéndonos ver OVNIS y extraterrestres donde no los hay, no los hubo y posiblemente tampoco los habrá.  Es un evento muy similar al que ocurre cuando se ven ángeles, espíritus o demonios a la mitad de algún rito.  Lo que definirá qué tan engañados quedemos para con un avistamiento, será proporcional a qué tan conscientemente hemos evaluado la mayoría de los factores descritos en este artículo.  En pocas palabras, para no vivir “espacialmente engañados” es preciso que aprendamos a racionalizar cualquier supuesto avistamiento OVNI.