miércoles, 22 de febrero de 2012

Más de seis mil millones de personas podrían morir

Yo tenía veinte años aproximadamente, cuando una logia me enseñó que ciertas razas deben mezclarse con otras razas, para evolucionar favorablemente.  Que si el linaje puro continúa, la misma naturaleza se encarga de eliminarlos a través de taras reproductivas, cataclismos, enfermedades etc.  Como ya habrá de suponerse, estas razas son aquellas que se consideran la peor minoría en los países de mayoría racial blanca.  A saber: Negros, indígenas, chinos, asiáticos y sus derivados.  Como si se tratase de alguna especie de plaga, nos enseñaron que estas razas se multiplicaban masivamente, dado que por llevar la peor parte en la cadena evolutiva, necesitaban la mayor cantidad de reencarnaciones posibles. Con eso se justificaba de cierta forma “natural”, la aparición de enfermedades letales en centros altamente poblados, como el SIDA y el Ébola en África, cierto tipo de gripe en oriente y Méjico (como hoy en día ocurre con la aviar, porcina etc.). Luego, las enormes calamidades climatológicas o geográficas (sequías, inundaciones, hambrunas) diezmando gran parte de la población de economía pobre y alta densidad poblacional, con predominancia demográfica hacia los grupos  raciales desfavorecidos.  El mensaje era bastante simple: Se mezclan o mueren.

Lo que no me explicaron en aquel entonces, era que, en lugares altamente poblados, la posibilidad de desarrollar pestes es mayor, independientemente al tipo racial.  Tampoco me explicaron que el asunto de tener más hijos va ligado al nivel educativo del área, y a la aplicación pertinente de anticonceptivos (mediante una estratégica política de planeación familiar).  Lo cual tampoco está vinculado a la raza.  Mucho menos  me explicaron que el asunto de la mala distribución de las riquezas, propiciaba precariedad en las condiciones educativas y analfabetismo.  En aquella logia tampoco me explicaron que muchos orientales,  indios y negros habían sido violentamente sometidos y desposeídos, dado el avance armamentista de la raza blanca.  Ellos justificaban el dominio de los blancos con una predeterminación racial, casi divina, que en  nombre de Dios mató, robó, violó, expatrió y esclavizó masivamente.  Aquella logia me enseñó que ciertas tribus africanas, en lugar de evolucionar, involucionaban, y en consecuencia, la misma naturaleza los exterminaba. ¿Por qué?  Por pertenecer a determinada raza.  Hoy he podido comprobar que la pésima distribución de las riquezas, es la principal responsable de la disparidad social mundial.  Sin embargo, la versión que sigue predominando es aquella, la de las razas inferiores.

Estos poderosos de SIEMPRE, que han sustentado la mala distribución de riquezas en el mundo,  han mantenido su estatus quo atemorizando masivamente a las personas.  Si bien antes mandaban por delante a la “santa” inquisición, a los cruzados o a sus ejércitos invasores, tal vez ahora generen virus, pandemias, catástrofes geográficas, desastres climatológicos y guerras a modo de “control poblacional masivo”.  Ahora bien, su principal arma siempre ha sido el miedo, la sugestión como instrumento de manipulación de masas, ahora utilizando los medios de comunicación masivos como la radio, la prensa, la televisión y la Internet.  Con el miedo han alcanzado niveles sociales impensables, sin necesidad de incurrir en la tradicional masacre, o en el derramamiento masivo de sangre.  Sin embargo, hay algo que debemos considerar.  Esta especie dominante del planeta fundamentada o no en principios raciales torcidos, no tiene la capacidad de controlar todo el planeta, ni a sus habitantes.  Ellos y sus afines (incluyendo sus ramificaciones mundiales, en los cinco continentes), todos juntos, no ocuparían ni siquiera la cuarta parte de América del Norte.  A mi parecer, esto va más allá de unos deseos incalculables de poder, control, dominio y riquezas.  La tierra es demasiado grande para todos ellos.  Digamos entonces, que ellos, los siempre dominantes, eternamente ricos y poderosos del mundo, son los capataces,  mayorales de quienes sí les interesa la totalidad del planeta. Ellos son los mandaderos de otros, que han empezado a marearnos con esto de la sobrepoblación de hace un buen par de años atrás, utilizando organismos internacionales como la ONU, la organización mundial de la salud etc.

Por el año de 1975, el granjero suizo Billy Meier (considerado un fraude por muchos) sacudió al mundo dando testimonio de su experiencia de contacto extraterrestre (que databa aproximadamente del año 1942)  Y como él, otros tantos contactados dieron fe  en todo el mundo (Incluyendo al muy respetado Sr. Sixto Paz en 1974 aproximadamente) de sus experiencias con extraterrestres, durante dicha década. También para esa época, se levantaron las piedras guías de Georgia (6 metros de alto, con cien toneladas métricas) en Estados Unidos, por un supuesto rosacruz.  Estas piedras llevan inscritas diez normas de guía general para la humanidad, escritas en ocho de los idiomas más populares del mundo (se presume que para una futura reconstrucción de la especie humana, dado un cataclismo masivo)  La primera de estas normas fija a la población mundial en un máximo de quinientos millones.  Curiosamente, ese número de personas es el que le dijeron los extraterrestres al suizo Billy Meier, que era la cantidad óptima de habitantes para el planeta tierra… ¿Acaso nos referimos a una moda, o el suizo Meier tenía algún tipo de contacto con las personas que hicieron las piedras guías?  No tengo forma de saberlo, ni de asegurarlo.  O tal vez, los mismos extraterrestres contactaron al suizo y a las personas que hicieron las piedras guías de Georgia.  El asunto aquí no es ¿Quién contactó a quién? Y si fue o no verdad el contacto.  El asunto aquí es ¿Por qué quinientos millones?.

Por otra parte, Alex Collier, supuesto contactado de extraterrestres de Andrómeda, menciona que el planeta Tierra y sus recursos bien distribuidos, tiene capacidad de albergar 16 mil millones de humanos.  Ahora bien, ¿Por qué querrían estos otros extraterrestres (supuestos Pleyadianos) mantener una población máxima en la tierra de quinientos millones de habitantes? ¿Por la sanidad del planeta? ¿Por la sanidad de la especie humana? Pienso yo que si los extraterrestres quisieran realmente bien, o mal, para la tierra y los humanos, su presencia sería más definitiva y manifiesta.  Se podrán decir muchas cosas, pero, lo cierto es que su presencia en la tierra, para con los humanos, está en términos medios, ocultos, grises, no definidos.  Así que, ni si quiera podemos decir si es para bien o para mal.  En mi opinión, todo lo que se oculta, o no se manifiesta de una forma contundente y definida, no anda bien...  Quinientos millones es la masa crítica manejable en este, su enorme laboratorio que llamamos tierra.  Así como lo he dicho antes,  yo considero que de alguna forma somos un experimento en observación extraterrestre, y el máximo número de ejemplares que ellos pueden manejar en su “laboratorio” es de quinientos millones.  

De toda la gran inmensidad que representa el universo, en tantos años que lleva la especie humana terrestre, ¿Cómo es posible que no hayamos topado vida inteligente alienígena aún?  ya fuere para bien o para mal nuestro.  Pareciera que estamos siendo observados, o protegidos.  E inclusive, en cierta forma, la estabilidad de la tierra como cuerpo celeste, aparentemente, repito, aparentemente protegida de eventualidades astrales de nuestro sistema solar o fuera de él, fortalece la posibilidad de que seamos colonia experimental extraterrestre.  Digo colonia experimental, porque si fuéramos una colonia de facto los extraterrestres se manifestarían públicamente (cosa que no hacen, apenas limitándose a unos cuantos contactados y avistamientos furtivos)  Cuando se lleva un experimento de especie, por lo general se marca  a unos cuantos especímenes,  y se observa su conducta en un ambiente lo más naturalmente logrado y mantenido. Se estudia el comportamiento de la especie (o de los especímenes seleccionados) en función de ciertos factores propios al medio, o externos a él, simulados y controlados por quienes llevan el experimento.Tal vez así se explique la gran cantidad de personas en el mundo, que han sido abducidas y regresan con implantes subcutáneos de origen metálico extraterrestre.  Como sujetos de prueba.El área de laboratorio debe mantenerse estable, apenas afectada por  factores controlados y  propios al experimento.  Todo esto también me hace recordar los extraños objetos esféricos que han venido cayendo del cielo en varias partes del planeta (favor leer artículo "Siguen cayendo objetos no identificados del cielo") y las pesadas cajas de procedencia desconocida que aparecieron en Estados Unidos.  Son partes de satélites y basura aeroespacial nuestra, o son parte de un mecanismo de control climatológico o geográfico masivo, de los seres que posiblemente controlan la tierra y a sus habitantes como área experimental.
 
Si se considera que una masa poblacional de quinientos millones de habitantes,  es demasiado para  experimento de especie-medio, consideremos quiénes pudieran estarnos manipulando.  Hablamos de civilizaciones altamente tecnológicas, que posiblemente manejen velocidades superiores a la de la luz, teletransportación, transportación interdimensional o interuniversales mediante agujeros de gusano u otra tecnología superior, capaces de doblar el tiempo espacio a libre antojo, civilizaciones con amplios conocimientos genéticos, posibles maestros de la clonación parcial o total, arquitectos de planetas, sistemas solares o galaxias.  Si nuestros antiguos pudieron haberlos considerados dioses, es prudente entender que aún con todo nuestro desarollo, seguimos estando muy alejados de ellos en casi todos los aspectos: Longevidad, ciencia, civilización y posiblemente hasta espiritualidad.  Luego, quinientos millones de especímenes sería una cantidad perfectamente manipulable para ellos.  Ahora bien, siete mil millones de habitantes, es casi siete veces más complejo de manipular.  Definitivamente, si no estamos muy próximos a sufrir una reinicialización de parámetros, tendríamos que considerar si efectivamente vivimos inmersos en un experimento fallido (abandonado o a la deriva) o  sólo deambulamos frente a una oportunidad que no supimos aprovechar como especie, a la espera de nuestra autodestrucción.  

En el supuesto de que sea así, que fuéramos una colonia de cultivo para experimentos genéticos y de interacción especie-medio, es probable que nos hayan permitido exceder el rango poblacional para someter el entorno a una prueba de estrés, de límite sobreestimado.  Quizás pensaron que nos auto regularíamos pero no lo hicimos, tal vez hemos llegado a un extremo que pone en riesgo al laboratorio.  De cualquier forma, tal parece que ya está llegando la hora de que regresen la población experimental a su máximo permitido, y nos están mandando mensajes leves, por todas partes, tal vez hasta simulando afectaciones geográficas, climatológicas, guerras, pestes, mortandad de especies, cualquier cosa que propicie la antesala y el colchón intelectual-emocional para aplicar el correctivo (la masacre de más de seis mil millones de personas) sin que la masa restante o el laboratorio se echen a perder.  Recordemos que la masa ha sido reducida anteriormente, y posee en su consciente colectivo recuerdos catastróficos.  Implantar la idea de “reducción natural", no ha de ser tarea muy complicada, aún mejor, considerando el nivel de negatividad que maneja la masa actualmente. ¿Entonces, qué podrá venir a continuación?... ¿Será que el proceso de reducción en masa y exterminio ha iniciado, o está próximo a iniciar?  Como sea, eso lo sabremos con el tiempo.

viernes, 27 de enero de 2012

Acelerador Humano-Extraterrestre

¡Hubo algo!,  definitivamente que sí.  Si se piensa con lógica, la mayoría de los procesos naturales en la vida humana y planetaria, parecen obedecer a una conducta gradual, casi lineal. Es decir, el desarrollo es regulado, no abrupto, va generando cambios casi imperceptibles (a no ser que se le observe entre lapsos distanciados de tiempo, en caso tal si se observará diferencia significativa).  Como el que ve crecer a una planta todos los días, será incapaz de percibir cambios significativos en ella, debido a  que el proceso de observación es gradual pero constante.  Sin embargo, si la observación se realiza cada cierto tiempo, con lapsos de descanso prudente, podrá definirse clara y conscientemente,  la generación de cambios perfectamente definidos. Cuando hablamos de EVOLUCIÓN, no podemos hablar de “acelerones”.  Hay muchísimos factores que rigen la evolución de cualquier ser vivo, en escala de dificultad proporcional a lo complejo del organismo. Múltiples factores que tienen que coincidir en ocasión e intención, para que el ser pueda cambiar de forma o esencia en un lapso perentorio de tiempo.  En todo caso, dicho cambio morfológico o integral, a su vez exige un proceso de transformación, que involucra otros tantos cambios menores relacionados entre sí.  Hasta que finalmente se genere un resultado evolutivo acorde a las condiciones y  variaciones existenciales suscitadas en lo que dure el proceso.   Considerando que cualquier ente o evento existente, no es más que el resultado adaptativo de sí mismo en función del tiempo y todo lo que le rodea.  En consecuencia, los cambios dramáticos o súbitos constituyen apenas una percepción humana, es decir: No existen porque sí, por generación espontánea.  "Los eventos que nosotros percibimos como súbitos" suelen ser la punta del iceberg, el desenlace o el inicio de algo que ha venido generándose o produciéndose durante algún tiempo.  A no ser que alguna voluntad externa los genere, o dispare en aceleración.

Algunas teorías científicas establecen que el hombre antes de ser humano, fue animal, vegetal, mineral, animal etc.  Estos cambios se suponen GRADUALES, casi lineales como comentaba líneas atrás.  Sin embargo, viéndolo a detalle, en la evolución humana pareciera que alguien pisó un acelerador  “mágico”, totalmente desproporcionado al gran resto de su existencia.   La línea evolutiva humana no es simétrica, en cuanto a la calidad de eventos que se generaron durante su desarrollo.  Lo cual podría acuñársele a la aparición súbita e injustificada del intelecto humano, pero aún así no tendría sentido.  Dicho de otra forma, el hombre, al empezar a pensar, aceleró exponencialmente su desarrollo.  Como si la naturaleza se hubiera re-impulsado a sí misma cuando el hombre empezó a razonar, y en consecuencia, de allí en adelante todo los cambios y desarrollos humanos se han venido suscitando cada vez más rápidamente. Aún así, subsistiría la gran pregunta: ¿Nos ayudaron a empezar  a pensar?



Haciendo un análisis a groso modo, hace 65 millones de años éramos sólo primates.  Hace 60 millones de años pudimos bajar de los árboles, hace 63 millones de años empezamos a tener alguna forma de pensamiento.  Hace apenas cincuenta mil años éramos neandertales, y hace 32 mil años recién empezamos a ser humanos modernos, cromañón.  Vestíamos con pieles de animales, empezábamos a desarrollar el fuego, vivíamos en hogares improvisados (cavernas y demás) Aunque teníamos algunos rasgos de arte y religión, seguíamos siendo bárbaros  en muchísimos aspectos. Apenas hace cinco mil quinientos años se descubrió la rueda, y hace cinco mil trescientos años la escritura (Cultura Uruk, Mesopotamia).  Ahora bien, ¿Cuándo recién empezamos a manifestarnos como seres propiamente civilizados?  Analicémoslo según la historia mejor y más registrada (o mayormente comprendida)  de nuestros ancestros más populares.  Los sumerios dejaron registro histórico hace aproximadamente cuatro mil años, sobre reinados y civilizaciones  muchísimo más antiguas  (fecha técnicamente increíbles, en las que, precisamente vinculaban a la especie humana con arribos extraterrestres)  Las pirámides se construyeron hace cinco mil años apenas, aproximadamente.   El nacimiento de Abraham, el patriarca bíblico, se fija hace apenas tres mil quinientos once años. En china hay documentos escritos hace tres mil quinientos años aproximadamente.    La civilización védica (Asia-India) data de hace tres mil once años aproximadamente.  Los mayas existieron hace tres mil once años. La república romana  inició hace dos mil quinientos veinte años.

Es decir, que el ser humano empezara a ser propiamente civilizado hace cuatro mil o cinco mil años, es nada comparable a los sesenta millones de años que le demoró bajar de los árboles.  Una historia de civilización de máxima data fijada en apenas cinco mil años atrás, es demasiado corta.  Eso, comparado al hecho de que hace sesenta y tres millones de años pudimos haber empezado a tener las primeras manifestaciones precursoras de pensamiento, no da proporción.  Pasamos muchos millones de años evolucionando el pensamiento, antes de formarnos en civilizaciones organizadas.  Pero cuando lo logramos, nuestro desarrollo se hizo demasiado robusto, sostenible y muchísimo más rápido.  En resumidas cuentas, el pensamiento en proporción a la historia del hombre es extremadamente reciente, casi tan reciente que pudiera decirse que acaba de empezar.  Sin embargo hemos desarrollado inventos que han reducido mucho la mayor parte de nuestras limitaciones como humanos. Por ejemplo, en la transportación por el planeta, creamos el automóvil, el avión y los barcos. Inclusive, hemos viajado fuera del planeta, a la Luna en presencia,  y a Marte en sonda.  Actualmente estamos en capacidad de observar y comunicarnos con gran parte del universo, sin siquiera salir de nuestro planeta.  Descubrimos las matemáticas y la física (ojo, no las inventamos) el magnetismo, la electricidad, el electromagnetismo y varias fuentes de combustible químico y orgánico, que utilizamos a satisfacción.  Manejamos a discreción las ondas de radio, televisión, microondas y demás.  Somos capaces de comunicarnos de extremo a extremo del planeta en cosa de segundos, virtual, eléctrica o analógicamente.  Descubrimos la energía del átomo, y la utilizamos como nos venga en gana. Manipulamos algunos genes a conveniencia, hemos clonado animales y estamos en proyección de clonar humanos.  Teletransportamos partículas subatómicas.  Desarrollamos la robótica con fines industriales y médicos de mediano a gran alcance.

Después de este breve análisis, queda expuesto que el ser humano ha superado considerable y velozmente sus limitaciones naturales desde la aparición del pensamiento.  Que dicho sea de paso, es demasiado reciente con relación al resto de su existencia.  Si bien es cierto que la ciencia NO especifica el momento exacto en que el hombre empezó a pensar, desde que  pudo hacerlo su evolución se ha acelerado en proporciones alarmantes. La aparición del pensamiento obedece a un suceso tan súbito (en proporción al desarrollo humano anterior) que pudiera considerarse que no fue un evento natural que requirió millones de años (como los anteriores) Podríamos entonces decir, que el pensamiento fue básicamente implantado en nuestra especie.  Entonces la gran pregunta sería: ¿Quién lo implantó?  Otro aspecto que preocupa del veloz desarrollo intelectual humano, es la aplicación que se le da al mismo.  Existe mucho interés en aplicar el conocimiento hacia áreas de beneficio humano, sin embargo pareciera que el interés es igual o mayor en calidad y cantidad en lo referente a perjudicar a gran parte de nuestra especie simultáneamente.  Tanto así que hemos llegado a capacidades de afectación tan negativas y magnificadas, que nos ponen en riesgo de exterminio o de daño profundo al planeta.  ¿Será acaso que nos pusieron alguna especie de "variable de control" para que nos exterminemos los unos a los otros, como experimento fallido o en proceso de autodestrucción?  Pero aún así,  si llegásemos a sobrevivirnos a nosotros mismos, y a cualquier catástrofe apocalíptica que ocurriese de un momento a otro (como final de algún proceso, que tal vez inició mucho antes de la aparición de nuestra especie) temo que la imaginación no me alcanzaría para siquiera bosquejar la humanidad en los tres siglos venideros.


lunes, 16 de enero de 2012

¿Por qué creer que los extraterrestres nos han visitado?

Pareciera que pensar que los extraterrestres nos han visitado, es tremenda locura.  Sin embargo, ¿Por qué no pensarlo?...

1-La inmensidad del universo.  Por simple lógica y estadística, dada la gran cantidad de cuerpos celestes en el universo, y la enorme posibilidad de vida inteligente superior y diferente a la nuestra.  Es totalmente factible que nos haya y nos sigan visitando.



 

2-Los libros sagrados.  La gran mayoría de los códigos morales y conductuales de la antigüedad, en civilizaciones menores o mayores, refieren contactos mágicos, sobrenaturales con seres superiores provenientes del “cielo”.


3-Los monumentos antiguos.  Constituyen un serio problema para la lógica simplista y la ciencia humana.  Hay muchos casos de civilizaciones antiguas que manejaron la construcción de una manera portentosa, e inclusive con base científica cosmológica.  La referencia artística o artesanal en sus monumentos grandes, medianos o pequeños,  a posibles naves especiales, astronautas o batallas espaciales.



4-Los enormes recursos aún vírgenes del planeta.  Si bien es cierto que estamos superpoblados en la superficie planetaria, todavía nos quedan grandes océanos en su mayoría vírgenes, un cielo casi permanentemente vacío y un suelo a profundidad inexplorado.  Es decir, no conocemos del todo nuestro planeta, para que podamos negar la existencia permanente o transitoria de vida extraterrestre en él. Si los humanos jugamos a dañar la parte del planeta donde vivimos, también es cierto que hemos subutilizado el resto.  Luego, por qué no podrían aprovecharlo inteligencia extraterrestres, sin ni siquiera darnos por enterados.


5-El salto evolutivo humano, que más allá de un salto, fue un aventón el que nos dieron.  Si nos tomó tantos años andar en dos patas, separarnos del mono, bajar de los árboles y empezar a pensar, ¿Cómo es posible que hayamos llegado a la Luna o manejar parcialmente la energía atómica en tan poco tiempo desde que empezamos a pensar?




6-La infinidad de testimonios internacionales de avistamientos, contacto y abducción extraterrestre. Que bajo ninguna instancia, jamás podrían pasar desapercibidos.



 
7-La casi patológica negación y desacreditación por parte de la gran mayoría de los gobiernos mundiales, para con la posibilidad extraterrestre.  Aún más, los de las aquellas grandes potencias, que poseen  la tecnología suficiente, como para establecer un contacto certero con inteligencias de otros mundos.

¿Por qué no creer que los extraterrestres nos hayan visitado?

Después de haber analizado las posibles razones o evidencias por las cuales los extraterrestres han podido, o tal vez sigan visitándonos.  Paso a analizar aquellas por las cuales nos resulta mucho más fácil creer que no lo han hecho. 
1-Miedo.  El terrible miedo a lo nuevo, al riesgo o a la posibilidad de contacto.  Asumir la responsabilidad de abrir los ojos, así sea negando todo lo que conocemos por historia y religión humana, no es algo fácil de aceptar.  Peor aún si esto implica tener que reconocer que la vida exista en formas inteligentes distintas a la nuestras, de fuera e inteligencia superior a la nuestra.  Entablar alguna forma de relación, para con estos seres extraterrestres, tan diferentes o no, a nosotros mismos.  Peor aún sin han tenido que ver directa o indirectamente con nuestra evolución como seres vivos.  Da miedo, claro que sí.
 
2-La vida.  Definitivamente que aceptar la existencia activa de extraterrestres inteligentes en nuestro planeta, podría cambiar nuestra vida de formas impresionantes.  Sin embargo, el ser humano vive tan sumido en su día a día, que prefiere ignorarlas, mientras viva sumido en preocupaciones básicas de supervivencia tales como la comida, el dinero, el trabajo, la política, formas de entretenimiento evasivo.  Es mucho más fácil resolver la vida, y de hecho debe ser así, por uno mismo, más que evaluar la posibilidad de haber vivido engañados por nuestros códigos morales y conductuales más antiguos, o peor aún, recostarnos a la intencionalidad de que los extraterrestres vengan a salvarnos de nosotros mismos.

3-El ridículo.  Es difícil tener que aceptar responsablemente la posibilidad de hacer el ridículo, dando por hecho la existencia extraterrestre en nuestro planeta.  Sobre todo, en un mundo fanatizado por el método científico, que niega cualquier testimonio no sustentable con hechos o evidencia.  Peor aún, en un mundo cada vez más hedonista, egoísta y ensimismado, que dentro de su masificación colectiva, rechaza la libertad de pensamiento, o el derecho a pensar diferente, así sea aceptando la duda totalmente lógica de que hayamos sido o estemos siendo visitados, conducidos y o soportados por extraterrestres.


4-Dificultad de relaciones.  Si bien es cierto que eventualmente nos resulta difícil relacionarnos entre nosotros mismos, como humanos, por ejemplo, entre vecinos, compañeros de trabajo, amigos, hermanos e inclusive cónyuges, ¿Qué nos haría pensar que pudiéramos llevarnos bien con seres extraterrestres, físicamente diferentes o semejantes a nosotros?  Aun considerando que tal vez nuestro ego de “seres humanos” no nos permita soportar a cabalidad el hecho de aceptar ser el lado más bruto de una relación, teniendo que reconocer o efectuar cambios sumamente difíciles a nuestra forma de actuar o pensar tal vez radicalmente.  ¿Entonces podremos llevarnos bien con seres extraterrestres, mentalmente superiores a nosotros los humanos?

5-La comodidad de mantenernos ignorantes.  Alguna parte de la humanidad siempre ha vivido guarecida en una gran zona de confort basada en dos importantes hitos: No saber de más, evitar cualquier forma de cambio.  Estos dos aspectos, son caras diferentes de la misma moneda: El estancamiento.  Por un lado evitamos todo lo nuevo, lo que nos obliga a pensar más allá o adaptarnos.  Por el otro lado no queremos esforzar nuestro cerebro, forzándonos a adaptarnos intelectualmente a nuevas ideas.  Esto propicia que actuemos siempre en masa (haciendo lo que los demás hacen, pensando lo que los demás piensan) como si viviéramos en manadas, la manada del barrio donde vivimos, la manada del lugar donde trabajamos, la manada del país donde vivimos.  Dicha actitud nos da seguridad, hacer o pensar siempre lo mismo nos evita tener que adaptarnos, es decir, sufrir cualquier proceso de cambio físico o intelectual.  Aceptar la posibilidad extraterrestre es una idea tan revolucionaria como ancestral, que plantea una total reingeniería de pensamientos, acciones y creencias, lo cual reta todas las capacidades intelectuales humanas.  Lo cual no iría jamás con la manada del pensamiento seguro, del mismo pensamiento.  En consecuencia, es preferible no saber, mantenernos ignorantes.  Siempre nos ha resultado más fácil y cómodo, ocultarnos tras lo que no podemos entender, o negar todo aquello que no podemos probar dado que escapa a nuestras limitadas facultades intelectuales.