martes, 9 de agosto de 2011

¿ Asunto de ángeles, demonios o extraterrestres ?


En la mayoría de las culturas, la historia se ha visto intervenida por seres excepcionales que superan ampliamente las capacidades humanas, marcando así el devenir de nuestra especie de forma tanto positiva, como negativa.  Estos seres pueden corresponder a una naturaleza “elevada” (caso tal se les llama ángeles) o decadente (demonios).  En los evangelios apócrifos, se observan eventos que podrían ser considerados intervenciones  angelicales, que casi rayan  en lo increíble (tal vez esa es la razón por la cual la iglesia no los reconoce).  Los evangelios tradicionales cuentan que Jesucristo fue anunciado a la Virgen, mediante ángeles.  Pero de allí, a tener que aceptar que la misma María, durante su infancia fue alimentada por ángeles utilizando comida especial “del cielo” (maná)… es algo que demanda mucho criterio formado.  Y así como María, otros tantos personajes bíblicos e históricos han dado fe de haber sido “intervenidos” o “interceptados” por estos seres especiales, en estado de vigilia o de sueño.  Por dar algunos ejemplos, he de mencionar a José (el esposo de la Virgen)  y a Juana de Arco.  Aplicando el análisis científico contemporáneo, podríamos entonces concluir que todas estas personas, presentaban algún cuadro siquiátrico que las hizo oír voces o ver “cosas extrañas” en determinados momentos cruciales para la humanidad.  En dado caso, podríamos aseverar que el pasado y la religión humana, han estado determinados por un grupo de sicópatas o sicóticos, haciendo cosas excepcionales (por no decir majestuosas) y terriblemente oportunas, siguiendo la instrucción de entidades imaginarias.
En la mayoría de los casos, los ángeles han sido asociados a acciones benevolentes, salvo aquellos vinculados a determinado tipo de exterminio correctivo, como en el caso de Sodoma y Gomorra.  Por su parte, los demonios no suelen ser tan atractivos a las leyendas humanas, como para ser considerados dentro del lado bonito de la historia.  Sin embargo, su accionar siempre ha sido masivo, constante y siempre adverso.  Ahora bien, considerando la doble moral que ha caracterizado las relaciones humanas-demoníacas (por un lado aceptadas, y por otro repudiadas) estos seres del inframundo han adquirido muchísimas formas de operar anónimamente.  Ya fuera desde un simple pensamiento (la tentación), hasta un dragón de varias cabezas.  Su representación religiosa se manifiesta bastante sesgada y sometida, por aquella vieja razón de que “el bien siempre triunfa sobre el mal” (aunque en lo cotidiano, a veces ocurra otra cosa).  Vemos tentaciones tratando de vulnerar a Eva (la primera mujer), y al mismo Cristo (Dios hecho hombre).  De igual forma, vemos dragones en culturas ancestrales de oriente y occidente.  Ángeles apostados en una esquina del cuadrilátero, Demonios en la otra, unos arriba, otros abajo, y en el medio: La humanidad.
Triunfo del bien sobre el mal
De hecho, por esa simple observación (de que los ángeles vienen de “arriba”) y otras tantas argumentaciones más, algunos estudiosos de la fenomenología OVNI los asocian a extraterrestres benevolentes.  De igual forma, por la simple aseveración de que los demonios vienen de “abajo” (y otras tantas argumentaciones más) algunos estudiosos de la fenomenología OVNI los asocian a extraterrestres intraterrenos (que dicho sea de paso,  no todos pueden ni deberían ser vinculados a apreciaciones negativas).  Según narran los sumerios y zulúes antiguos, la humanidad está (o estuvo) en el medio de una antiquísima guerra extraterrestre (angelical) en la que los vencedores señorearon el cielo (de la tierra y más allá), y los perdedores fueron expulsados al inframundo (la tierra dentro).  De esta forma, algunos estudiosos OVNI, han conciliado un tanto “alegremente” (sin ánimo de ofender a nadie) la religión judeocristiana con la ufología.


Existe un grupo  de “creyentes” que tienen toda una metodología, ciertos rituales a través de los cuales invocan la presencia de estos ángeles o extraterrestres “buenos”.  E inclusive han unido el supuesto fin del mundo (el 2012, o cualquier otro que venga) con el apocalipsis bíblico y la ascensión de la humanidad hacia una realidad más evolucionada o espiritual (la vida eterna, el cielo, nirvana, tao o como quiera llamársele  a la vida después del rescate mesiánico de fin de mundo).  Leyendo ese material, pareciera que todo cuadra al dedillo, sin embargo, aún queda un cuestionamiento por formular: ¿Y si están equivocados, y si no es como ellos dicen?... ¿Si la existencia extraterrestre es cosa distinta a la de los ángeles, entonces, a cuál entidad estará contactando ellos?.  Y así como ocurre para el lado “positivo de la ecuación”, igual ocurre para el lado negativo.  Se habla de grupos de humanos pactando con extraterrestres “malos” (o demonios) por asuntos de dominio y hegemonía.  Es decir, lo que tradicionalmente se conoce como: Personas que han vendido su alma al diablo, por dinero o poder.
Sin querer emular sicosis religiosas (de aquellos que ven a Satanás por todos lados), pregunto: ¿Acaso no será que todo esto de los extraterrestres adorados, es alguna forma de engaño audio-visual-mental del mismísimo Lucifer?  No será que toda esto del tema OVNI casi religioso, es un ardid del demonio (el verdadero ángel caído) para ganar adoración a través de ritos OVNIS?.  Muy independiente a lo que yo pueda pensar como autor de este artículo, es pertinente formularnos estas preguntas y muchas más, todas las que vengan al caso.  Dado que, detrás del tema extraterrestre, ángeles o demonios, hay algo que bien pudiéramos llamar: Mentira o verdad.  Y la mejor forma de evitar que ese “algo” nos capture a media investigación es, confrontando al fanatismo con la duda lógica.
Según lo que nos cuentan las religiones mundiales, durante toda la existencia humana, Dios ha operado libre y masivamente (son innumerables los testimonios individuales y colectivos, de milagros e intervenciones divinas).  Mientras que el demonio ha requerido mantenerse oculto (evitando el rechazo inmediato), apenas mostrándose a un muy reducido grupo de personas (hecho que me recuerda mucho al asunto de “los contactados”, aquellas pocas personas que han tenido la ocasión de tratar extraterrestres sin haber sido objeto de secuestros o abusos “científicos”).  Todo esto le ha dificultado mucho al demonio, igualar el alcance divino.  Sin embargo, ha sabido valerse muy eficientemente del engaño y la manipulación masiva.  Tanto así que, si bien Dios señorea el cielo y todo lo de arriba, pareciera que el demonio ha conseguido de alguna forma señorear no sólo el infierno, sino la tierra también.  Entendidos en el tema, han explicado que “el anonimato” es  la mejor forma en que opera el demonio y sus aliados, parasitando al hombre a través de sus debilidades, miedo, necesidades y deseos.  Según ellos, el demonio requiere  ser objeto de veneración, acción de la cual extrae todo su poder sobre la especie humana.  Conscientemente son muy pocas las personas que aceptarían venerarlo, es malo, terriblemente feo, y perdió la batalla con Dios (lleva consigo, el estigma del perdedor).  Por esta razón, confabula al humano tratando de conseguir algún tipo de adoración, a través de su concupiscencia o carnalidad.
Según la fe católica, cuando Cristo vino a la tierra en representación del Padre, nos dejó un mandamiento único: “Amaos los unos a los otros…”, no impuso ningún tipo de adoración ni hacia su persona, ni a la del Padre todopoderoso. Todo esto de “adorar” me suena mucho a sometimiento, y dicho sea de paso, tal ha sido el mecanismo de manipulación utilizado por muchas religiones del planeta: La veneración (veneración, o dicho de otra forma: Culto a la personalidad).  Este tipo de actitud va muy de la mano con algunos cultos OVNI casi religiosos, que adoran a los extraterrestres. Recordemos el trágico evento de la secta “Heaven's Gate” o “Puerta del cielo”, que en 1997 cometió suicidio en masa, bajo el supuesto de que subir en espíritu a las naves extraterrestres que venían en el cometa Hale-Bopp. Todo aquel que “adora” (o venera), cede una parte suya al objeto de su adoración (veneración).  Es decir, cede parte de su libertad, de su libre albedrío, y en cierta forma se somete o esclaviza.  Nada que sea bueno, podrá tender a esclavizar al humano, ya fuese por violencia o por adoración.
Con todo este grupo de conjeturas, referencias, cuestionamientos y aseveraciones, bajo ningún concepto he querido negar la existencia de los ángeles, demonios o extraterrestres.    Tampoco niego que pueda haber extraterrestres “buenos” o “malos” contactando humanos, según sus intereses. Pero definitivamente, hay que tener mucho cuidado al mezclar conceptos de esta índole.  La fantasía, la autosugestión, la adoración y el fanatismo pudieran estar dirigiéndonos por el camino equivocado.  El problema lo constituye la pérdida de contacto con la realidad, al querer evadirnos del mundo decadente que nos rodea, o inclusive, al querer evadirnos de nosotros mismos.  Al alienarnos frente a la imagen de un televisor, la imagen de un santo, viendo al diablo en cualquier esquina, o adorando extraterrestres, terminamos potenciando sobre nuestra voluntad al actor detrás del personaje de televisión, al predicador y al sacerdote detrás del púlpito, o al maestro del culto OVNI. En dado caso, terminamos sometiéndonos voluntariamente.  
Lo que nos inocula del fanatismo en cualquiera de sus formas es: LA DUDA.  Primero hay que aprender a pensar dejando de lado las emociones, así nos acostumbramos a ver todo a la justa medida de sus proporciones. Luego, ir adquiriendo responsabilidad sobre nosotros mismos (asumiendo virtudes y defectos), primero como individuo, posteriormente como sociedad y por último como especie.  Finalmente (y como consecuencia innegable a los dos pasos anteriores) dejar de esperar que otro nos rescate de nosotros mismos, ya fuera en forma ángel, demonio o extraterrestre.

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